TORMENTOSA PRIMERA EDICIÓN DE ROCK Y PROBLEMAS EN EL CORAZÓN DE PUEBLA
El día había llegado, la expectativa era alta, el line up pese a la cancelación de La Maldita Vecindad por las cuestiones de salud de su vocalista prometía y mucho, los elevados ánimos y ansias se notaban en una ciudad de Puebla que había tenido un clima clemente toda la semana.
Pero nuestro señor Tlaloc decidió que fuera diferente el sábado 17 de febrero, escuchando las plegarias de todos los preocupados por la precaria condición del Cutzamala, desde muy temprano desató una fuerte lluvia que si bien nos hace el paro con el río, complicó completamente el arranque del festival.
A pesar de eso, las malas condiciones climáticas no hicieron nada para aplacar las ansias de música y diversión de las y los asistentes que se empezaban a congregar en las entradas de la Plaza Cívica de La Victoria, desde las 9 de la mañana se empezaron a hacer las filas aunque algunas personas habían llegado incluso desde las 7 con la esperanza de estar lo más cerca posible de sus ídolos.
Sin embargo, la negativa a permitir la entrada, sumado a la fuerte lluvia que caía y que sólo puso contentos a los vendedores de impermeables (de a 100 varitos), hizo que el ánimo de la gente pasara de ansias por entrar a disconformidad y desagrado, con los clásicos gritos de “culeros”, chiflidos y mentadas de madre que no se hicieron esperar (porque México mágico).
Aquí hay que aclarar que con condiciones como las que se presentaron en Puebla el sábado poco puede hacer la administración del evento cuando la tardanza se debe a la revisión de Protección Civil para asegurarse de que las condiciones del recinto son las adecuadas para confirmar la seguridad de asistentes y sobre todo, de las y los artistas.
Pero el error de la administración fue, como en muchos otros casos, la falta de comunicación, hicieron un post temprano diciendo poco y nada sobre el atraso y sólo un post diciendo que ya arrancaba el festival, tres horas después.
Entonces comenzó la música, con las tres horas de retraso que terminaron siendo alrededor de 20 minutos para cuando salió Molotov, algo que se logró gracias a las marchas forzadas para habilitar el escenario entre cada acto (lo cual ocasionó varios problemas de sonido) y la reducción de tiempo para tocar de cada artista y banda.
Los que No fueron seguidos de Metal Miura, fueron las dos bandas locales que se encargaron de arrancar con el festival, y aunque dieron una buena presentación llena de energía y mucha entrega, tristemente se presentaron con poco público, porque algunos seguían entrando y otros muchos tantos todavía ni llegaban debido al clima.
Con una trayectoria de casi 20 años, muy buenos visuales y un bonito traje morado, Daniel Corona se presentó ante un público más animado y numeroso, el intérprete de “Algo lindo” estuvo todo el tiempo con una gran sonrisa y su emoción de estar en ese escenario se transmitió a todas y todos los presentes.
Entonces apareció Lng/SHT y todo parecía ir mejor, el cielo se veía despejado (como si no hubiera habido un mini diluvio unas horas antes), la gente coreaba enérgicamente cada una de sus canciones y la conexión que siempre logra el rapero con su público no fue la excepción en Puebla.
Con nombre de agrupación de música agropecuaria pero con rock en las venas Los Románticos de Zacatecas continuaron con la música encendiendo aún más los ánimos en preparación a lo que se venía.
Después fue turno de Genitallica, los regios con más de un cuarto de siglo sobre escenarios demostraron que la edad es sólo un número cuando de talento y diversión se trata, aunque se debe decir que si bien los jóvenes se contagiaron del dinamismo de la banda eran los “chavorrucos” los que parecían estarla pasando mejor con los grandes éxitos de la banda como “¿Qué fue lo que pasó?” e “Imagina”, entre otros.
Luego quizás lo más raro del festival, Los Daniels salieron al escenario, la banda dijo en redes que les adelantaron el horario (lo cual no entiendo cómo pudo haber pasado cuando todo estaba atrasado), pero ocasionó que salieran sin Ismael Salcedo su vocalista, quien venía con un retraso y sólo le alcanzó para llegar a las dos últimas canciones de la presentación, repitiendo su rola más famosa “Quisiera saber” que la banda ya había interpretado sin él.
La presentación de Ismael fue rara por decir lo menos, llegó sin aliento lo que dificultó la cantada, su actitud que él mismo declaró pensar que sería divertida fue un tanto extraña para muchos, se aventó al público, se bajó el pantalón mostrando el trasero porque “no traía cinturón”, y le quitó su chela a un chavo del público y se baño con ella, actitudes de un rockstar en decadencia que quizás ya no van con los tiempos actuales.
Muchos pensaron que estaba borracho o drogado o ambas, pero el artista ya declaró que no fue el caso, no iba borracho y no consume drogas (giño giño), sino que la adrenalina por llegar de repente lo hizo sobreactuar pensando que sería divertido.
Elsa y Elmar fue la siguiente, la colombiana con su pop espiritual fue quizás uno de los actos más esperados del día, los gritos estallaron al verla salir, y aunque a mí me daba frío verla con sólo una telita transparente tapándola, ella parecía no sentir nada más que el calor del público que la abrazaba y coreaba sus éxitos a todo pulmón (aunque se terminó poniendo chamarra je).
La Gusana Ciega, salió al ritmo de “Yes Sir, I Can Boogie” y con décadas de buena música y bailongo a sus espaldas que se transmitieron como corriente eléctrica a todas y todos los asistentes que no pararon de saltar y pasarla bien.
Entonces la belleza de Daniela Spalla agració la tarde poblana que empezaba a oscurecerse cada vez más, con sus clásicas bailarinas para animar aún más su show, la cordobesa mencionó tener muy bonitos recuerdos de Puebla y el público le respondió con una total entrega y emoción a la artista argentina, quien además invitó al escenario a Elsa y Elmar para interpretar juntas su tema colaboración “Transatlántico”.
Con la oscuridad de la noche ya bien establecida y un “Cachito De Galaxia” visible para todos, fue el turno de Porter de reventar las mentes de las y los asistentes, decenas sino es que cientos de globos hicieron su aparición y los jaliscienses a pesar de unos problemillas de sonido deleitaron al respetable con algunas de sus mejores rolas.
Little Jesus enamoró a todo el público con sus grandes éxitos y dejaron claro que están listos para tomar mayor relevancia dentro de los escenarios nacionales, dejando al público casi sin palabras y con sólo una expresión, “TQM” Little Jesus.
Entonces fue turno de Los Amigos Invisibles, los venezolanos con su mezcla de estilos musicales y buena vibra pusieron a cantar y bailar a todos los presentes con sus grandes temas como “Mentiras”, “La que me gusta” y “Viviré para ti”.
Kinky llegó como un “Huracán” para elevar los ánimos de todos y dejarnos “Hasta quemarnos” con el éxtasis y la pasión que siempre provocan en sus fans, quienes los animaron con gritos ensordecedores y cantando a todo pulmón.
Aquí se hace mención especial al electro-movimiento de Sussie 4, quien amenizó la espera para la salida de Molotov, pues aunque anunciado en redes no figuraba en el cartel u horarios oficiales, así que terminó pasando desapercibido tristemente.
Casi a media noche apareció el inconfundible e incomparable estilo de Molotov, quienes a pesar de algunos problemas de sonido (y pedazos olvidados de canciones), fueron probablemente el acto más esperado de la noche, el característico ánimo del cuartero inundó el corazón de todos los presentes y se hizo la singular fiesta que siempre está presente en sus toquines.
El logotipo del festival pareció cobrar vida cuando Elefante subió al escenario, con su más puro estilo puso la vida (a veces negra) de color rosa para todos sus fans presentes que cantaron con el alma cada una de sus canciones llevándolos a la luna pa’ arriba.
Y para cerrar con broche de oro un día que fue de menos a más, con poco más de 20 años de trayectoria sobre los escenarios a Maskatesta le tomó “Sólo un Minuto” para poner a bailar a todos con sus más guapos pasos de ska, las trompetas y la energía resonaron y se hicieron sentir hasta la “Última canción”.
No existe tal cosa como el festival perfecto (desgraciadamente) y Tertulia estuvo lejos de serlo, pero en general, no estuvo mal, para ser la primera edición se puede decir que estuvo bien a secas, se notó que le pusieron mucho amor para qué pudiera salir el festival, pero claro, se puede mejorar. Los problemas técnicos de audio y de administración se vieron acrecentados por las inclemencias del clima, lo cual no es excusa, pero se entiende un poco más.
Aunque con un comienzo tormentoso (literalmente) y un sabor amargo inicial para las y los asistentes, el festival fue de menos a más, y no se puede más que agradecer a los organizadores y sobre todo a todas y todos los colaboradores que trabajaron arduamente y a marchas forzadas para sortear los problemas presentados, al final, creo que se puede decir que todos quedaron con ganas de más, hasta la próxima Tertulia.
Fotografías por Ángel Santa Rosa y el Festival Tertulia.
